Consejos para mejorar la autoestima

El amor propio se refleja en cómo somos, cómo nos sentimos siendo nosotros mismos y cómo hacemos sentir  a los demás. La importancia de la autoestima es igual a la sangre que corre por nuestras venas. La necesitamos para todo. Para ser buenos hijos o hijas, padres y madres, excelentes ciudadanos, en conclusión, personas íntegras y primero que todo felices.

Trabajar en fortalecer la autoestima es la gran inversión de nuestras vidas. Nosotros controlamos nuestro destino y todo por lo que luchamos viene ligado a la autoestima. Psicólogos y asesores a nivel mundial coinciden en la necesidad de apoyar a las familias a tocar los temas referentes a la estima personal, puesto que individuos que duden de sus capacidades, traerán consecuencias en toda la sociedad, puesto que serán inseguros, se equivocarán y no tendrán la capacidad para rectificar a tiempo, entre muchas otras acciones de este tipo.

Hal Hershfield, profesor universitario, en una clase magistral preguntó a los oyentes que quién era su peor enemigo. El aforo estuvo de acuerdo en que ellos mismo representaban a su archienemigo. Los miedos y dudas son lo que primero rompe el amor propio. A ellos se debe combatir en primera instancia. Por esto el docente recomendaba identificar cuáles eran esas falencias que nos hacen titubear y que ruta era mejor para vencerlas y dar pasó a la madurez y confianza en nosotros mismos. En este punto está el secreto, sino se reconoce la razón de la baja autoestimas o ausencia de esta es muy difícil construirla.

Luego de que sepas qué te hace sentir inferior, qué no te gusta de ti o tal vez que es eso que admiras en otros, que crees no tener tú como persona, darás paso a un estudio sincero de tu ser y por ende a un plan para valorar todas las capacidades únicas que posees. Luego, deberás sacar fuerzas para intentar eso que nunca te atrevías a hacer.

El fracaso tiene dos posibilidades: hundirte o subir al éxito. La segunda opción es más probable porque si estás abajo solo queda una cosa por hacer, subir. Está científicamente comprobado que evitar las circunstancias disminuirá tu autoestima pero enfrentarlas, la fortalecerá. ¿Por qué? La autoestima no está ligada a los resultados sino más bien a la experiencia como tal. Esa satisfacción de decir “fui capaz de hacerlo y soy capaz de hacer muchas cosas más”.

Otro punto a tener en cuenta es que si tus objetivos son muy grandes o poco realistas solo atraerás ansiedad y frustración a tu vida. Entonces, ¿qué debes hacer en estos casos? Cambia metas concretas por valores. Guía tus acciones por formas de ver la vida para que así, sea cual fuere la meta, la satisfacción de hacer lo que crees correcto sea tu bandera de victoria. Ser una persona coherente con lo que piensa, dice y hace, te dará una autoestima a prueba de balas.

Por último, rodearte de personas en tu misma sintonía, que aplaudan tus logros, sequen tus lágrimas en las derrotas y te busquen para un consejo, una asesoría o que pidan tu opinión en una situación en común, ayudarán a tu ser a sentirse parte de algo. Además la utilidad de tus dotes solo generará más confianza y el que confía en sí se cuida y se aprecia más. Todo lleva a un punto: la autoestima.